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Galve, un escenario de leyenda
jueves, 31 enero 2019 2020

Galve, un escenario de leyenda

Acorazada a los pies de un espectacular oleaje pétreo, surge como una joya en el vientre de la Tierra la localidad de Galve. Un lugar de una innegable fuerza telúrica que hechiza a primera vista, y que de alguna forma se puede considerar un punto excepcional de referencia en el singular paso de los inmensos tonelajes de los dinosaurios por esta región del planeta.

Ya desde finales del siglo XIX toda el área estaba envuelta en un aura misteriosa en la que esos inmensos portentos de la naturaleza, los dinosaurios,  y el rastro que dejaron como una brújula del pasado, laten en esta pequeña localidad turolense, que ha tenido la suerte de custodiar el maravilloso legado de su paso por esta región. Pero había que descubrir esos restos,  esos tesoros, y ahí es clave la figura de José María Herrero y posteriormente de su familia que acopiaron y pusieron en valor piezas de una incalculable importancia para el mundo científico. Cabe recordar que primero fueron hallazgos casuales y luego la voluntad férrea de José María, que  le llevó a desarrollar sus propias prospecciones y excavaciones; debido a este empeño, con el tiempo, le llegaría un merecido homenaje que quedará para las generaciones futuras como un reconocimiento a su tesón, con la dedicatoria bajo la denominación Herreroi de un mamífero mesozoico del grupo de los multiberculados y de un grupo de los saurópodos turiasaurios. A esta labor se unieron investigadores de toda índole y disciplina; y en ese ambiente en el que se abrigaba un magma único a nivel paleontológico, Galve se convirtió en el lugar de procedencia del primer nuevo dinosaurio descrito en España, del registro de los primeros mamíferos españoles contemporáneos de los primeros dinosaurios, del registro de las primeras Icnitas (huellas de pisadas) y de cáscaras de huevos documentadas en Aragón. Fue la localidad tipo de nuevas especies de peces y anfibios mesozoicos. Se convirtió en definitiva en todo un referente.
Al cobijarnos en el fascinante túnel de la historia podemos sentir la trascendencia de este entorno, y así entender mejor lo que nos rodea, con enclaves interesantes como el Corral de la Maca o las Zabacheras, que se podría decir que son algo similar al kilómetro cero de la paleontología en Teruel.  La mayor actividad de búsqueda de restos significativos  se produjo desde finales de los años cincuenta del siglo pasado, cuando el científico Albert de Lapparent  valoró los hallazgos de Iguanodon, diplodócidos o terópodos e intuyó que una serie de enigmáticos huesos pertenecían a un gran saurópodo no descrito; empezaba el gran desafío, el gran enigma de Galve. Bastante años después, esa intuición se convirtió en una certeza y así lo avalaron José Luis Sanz, Ángela Delgado Buscalioni, M.Lourdes Casanova y José Vicente Santafé que caracterizaron en la revista Estudios Geológicos, a este poderoso animal, y lo hicieron así  por el desarrollo del isquión(uno de los huesos de la pelvis), Así veía la luz Aragosaurus ischiaticus. Será un inmenso saurópodo de 18 metros de longitud definido a partir de una amplia lista de material; las Zabacheras se convertía así en un yacimiento clave.
Y desde el surgimiento de Dinópolis, los paleontólogos de la Fundación Dinópolis se han convertido en la vanguardia en la investigación de algunos de los yacimientos más apreciados en esta zona tan significativa, ya que aportan una información fundamental a la cartografía científica del estudio de los dinosaurios aquí.
Icnitas
Cuando sopla el viento y  en el horizonte se desdibujan los límites  del tiempo, más visibles que nunca aparecen agarradas a las montañas las icnitas, huellas fósiles de dinosaurios, aunque bien podrían ser pistas para descifrar un misterioso esbozo del pasado. Nombres como: Los Corrales del Pelejón, Las Cerradicas y algunos más, nos hablan de la trascendencia de un ecosistema de una riqueza incalculable en el que convivían carnívoros de gran y pequeño tamaño con ornitópodos comedores de plantas, lo que nos da una dimensión de la relevancia científica que ha adquirido y que  ha situado esta área de estudio como una de las más apreciadas de la península, con un gran reconocimiento a nivel internacional; y que para que pervivan y sigan siendo ejemplo para generaciones futuras, tienen una protección especial por parte de las administraciones públicas, ya que cuentan con la declaración de Bien de Interés Cultural en muchas de ellas.
No hay duda de que esta localidad turolense recoge un testimonio único que despierta la curiosidad del visitante y le lleva más allá, le sumerge en un desafío de exploración de una emoción inimaginable.
Legendark
El acceso a este satélite de Dinópolis, es mediante una lengua de tierra, una pista que nos hace pensar que vamos a vivir una aventura fascinante, y de pronto nos internamos en un universo sobrecogedor, hemos llegado a los dominios del mítico Aragosaurus. Legendark está dedicado a las técnicas de laboratorio empleadas antes de que un fósil de dinosaurio pueda ser estudiado. Y se pueden contemplar piezas originales de Aragosaurus entre otras, además de réplicas de más fósiles hallados en la localidad. Y como imponentes reflejos de un periodo en el que estas grandiosas bestias poblaron esta zona, se puede admirar dos descomunales ejemplares de Aragosaurus a tamaño natural y sus crías, además de dos interesantes audiovisuales y un laboratorio paleontológico; es un sueño a escala real, parece que en cualquier momento vayan a girar su enorme cuello, y nos vayan a mirar.
Ruta por Aliaga
Conocer los rincones por donde toda esa fauna fantástica de dinosaurios vivió, también es apreciar de cerca lo que rodea a Galve. Y así podemos descubrir una preciosa y singular ruta que parte de la cercana población de Aliaga y que en apenas siete kilómetros nos hace pisar un terreno donde se puede convocar a los fantasmas de los grandes saurios.
La Ruta de Aliaga  conecta con lo más profundo de nosotros mismos, y nos hace disfrutar de un paisaje que atrapa desde el primer instante, por su variedad cromática y por los sentimientos insondables que suscita.
La senda va rodeando un entorno natural de formas suaves y abruptas que se superponen en torno a un pequeño embalse que está a los pies de un ingenio industrial abandonado, la Central Térmica de Aliaga; es espeluznante pasear por su interior, y a la vez es lenitivo, merece la pena escuchar lo que esas paredes todavía tienen que decir a los que transitan junto a ellas. Seguimos avanzando y nos adentramos en un conglomerado de paredes verticales, colosos de piedra que nos miran desde sus atalayas, y continuamos por las aguas del río Guadalope hasta volver a Aliaga, que con su parque geológico se ha convertido por derecho propio en un reconocido referente para los amantes de la geología.
Y la despedida no puede ser más sobrecogedora; con suerte un precioso cormorán que nos sobrevuela y parece querer decirnos volved pronto, os espero.
Ruta de los Alcamines
Entre Galve y Alfambra nos podemos adentrar en un itinerario de una belleza que impresiona, unos 26 kilómetros trazados de manera lineal donde las sorpresas son continuas, la banda sonora la pone el río Alfambra que es el hilo conductor, y es el escultor encargado de cincelar un espacio que impacta, por sus meandros imposibles, sus riscos desnudos que se abren al cielo, y sus estrechos, verdadero espectáculo geológico. Y uno de los puntos más bonitos es la pasarela de los Alcamines, un lugar magnético donde los pliegues rocosos y el discurrir del agua crean una sinfonía de una hermosura inimaginable. Todo el trazado es una cremallera entre áridos relieves, una mágica serpiente verde que vista desde arriba avanza sinuosa hacia un destino incierto pero esperanzador.
Museo Minero de Escucha y Parque temático de la Minería de Utrillas
El Museo minero de Escucha es uno de los reclamos turísticos más atractivos de la zona, a escasos kilómetros de Galve, y ha servido para dinamizar la economía y dignificar un oficio duro. Un área minera restaurada, donde el lignito fue fuente de vida, el corazón de la Tierra, en la antigua mina conocida con el nombre de “Se Verá”, entre las sombras del pasado que habitan ese laberinto de galerías por donde quedaron muchas ilusiones y donde hoy se vuelve a escuchar el eco de las sonrisas y las caras de ilusión de los niños. Un recorrido guiado que nos conecta con otros seres humanos y nos hace entender las adversas condiciones en las que sacaban adelante su día a día.
Y cerca, en la localidad de Utrillas, un punto de especial interés paleontológico, donde también se puede conocer de cerca ese patrimonio minero, incluso se puede montar en un tren minero, un convoy habilitado que nos adentra directamente en otro periodo de la historia que nos ayuda entender mejor cómo somos hoy.

Y desde el fondo de una enorme huella y con los ojos encendidos por la curiosidad, los niños que fuimos y los ancianos que seremos, recogemos el hilo invisible del pasado y dibujamos una sonrisa mirando atrás, siendo testigos mudos del avance imparable de los grandes Aragosaurus por la pradera infinita del tiempo, siendo testigos de nuestro propio legado en el mundo.

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